martes, 19 de junio de 2012


"Una democracia anticristiana sería una caricatura que terminaría en anarquía o tiranía"







Robert Schuman, uno de los padres de Europa, hizo esta afirmación temiendo las posibles consecuencias de la corrupción de su visión de Europa.

Schuman, ministro francés, propuso el 9 de mayo de 1950, en la famosa Declaración que lleva su nombre, la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), cuyos miembros pondrían en común la producción de carbón y de acero.

La CECA -formada en su origen por Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo- fue la primera de una serie de instituciones supranacionales que se convertirían en lo que es hoy la Unión Europea.

Los líderes políticos que la fundaron fueron en su mayoría profundamente católicos: Robert Schuman, Konrad Adenauer y Alcide de Gasperi, etc.

Ese mismo año se convocó un concurso de ideas para confeccionar la bandera de la recién nacida Comunidad Europea. El día 8 de diciembre de 1955, festividad de la Inmaculada Concepción, oficialmente se seleccionó una de las ideas presentadas por M. Arséne Heitz, artista de Estrasburgo: un círculo de doce estrellas doradas sobre fondo azul.

El propio Arséne Heitz explicó la simbología y el sentido de la bandera de Europa:
«Inspirado por Dios, tuve la idea de hacer una bandera azul sobre la que destacaran las doce estrellas de la Inmaculada Concepción de Rue du Bac [Virgen de la Medalla Milagrosa]. De modo que la bandera de Europa es la bandera de la Madre de Jesús, que apareció en el cielo coronada de doce estrellas (Apoc 12,1)».

Así nació la Unión Europea y su bandera. "Europa", decía Schuman, es "el establecimiento de una democracia generalizada en el sentido cristiano de la palabra"

Ciertamente, tras poco más de 50 años de su fundación, la sociedad europea ha dado la espalda a su fe. Nuestros políticos, dominados o contaminados por diversas ideologías, no quieren ni siquiera hacer mención a las raíces cristianas de Europa.

La Europa que nos han querido vender está muy alejada de su historia y de la idea de aquellos que durante años buscaban recuperarla tras la II Guerra Mundial. Querer unir sólo en función de los intereses económicos y de la creación artificial de una falsa ética basada en el relativismo moral es querer edificar sobre barro.

Las consecuencias de todo ello son evidentes: en Europa se ha generalizado la matanza de los niños que están por nacer, se ha desnaturalizado el valor de la familia, se está invirtiendo la pirámide poblacional, etc. Mientras que el número de abortos en Europa son espeluznantes, no vemos a casi ningún político europeo que se pronuncie a favor del derecho a la vida. Tienen que ser otros los que acaben pronunciándose a favor de los derechos de los no nacidos, tal y como ha hecho el jefe del gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, en unas recientes declaraciones, en las que ha afirmado textualmente "Soy un primer ministro que considera el aborto como un asesinato. Nadie debería tener el derecho a autorizarlo. No hay ninguna diferencia en que mates al bebé en el vientre de su madre o que lo mates después de su nacimiento"

En este contexto, se entiende con carácter profético las palabras que pronunciara Schuman: Una democracia anticristiana sería una caricatura que terminaría en anarquía o tiranía"
Para ver la declaración de Erdagan, pinchad en:http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=22816