sábado, 13 de abril de 2013


“Ojalá nos desgastásemos la voz, nuestro prestigio, nuestra fama diciendo: ¡No los matéis!”


4.183 niños no vieron la luz en una sociedad que año tras año sigue envejeciendo. Son los datos oficiales de abortos cometidos en año 2011 en el País Vasco. Por ello el Obispo de San Sebastián,  Monseñor José Ignacio Munilla, en su predicación del Viernes Santo, día en el que se recuerda la muerte del Jesucristo  -la muerte del inocente-  ha calificado lo sucedido de una “masacre”  y de un “holocausto silencioso disfrazo de progresismo”, "camuflado con un lenguaje vergonzante” que distorsiona la verdad, tal y como ocurre con la ley del aborto, que la llama con el eufemismo de ley de salud reproductiva .
Por ello ha indicado el prelado que “ojalá nos desgastásemos la voz, nuestro prestigio, nuestra fama diciendo: ¡No los matéis! ! ¡Dádselos a quienes también les aman, a quienes están dispuestos a dar su vida por ellos!” Asimismo el Obispo ha reivindicado la dignidad de la adopción, tanto para la madre adoptiva como para la madre biológica, que haciendo un acto heroico  se dispone a que su hijo sea educado, no por ella, sino por quien pueda amarlo y dárle todo.
En la homilía también ha recordado que el 44 por ciento de las madres que han abortado en Vascongadas en 2011 eran extranjeras, “de lo que se deduce que detrás en un número no desdeñable de los abortos existen situaciones de pobreza”. Por ello ha puesto de manifiesto el compromiso de Caritas a no dejar a ninguna mujer embarazada en dificultades sin el pleno apoyo de la Iglesia Católica tanto para llevar adelante su embarazo como para educar a su hijo; de tal manera que pueda llevar a plenitud el proyecto de vida que Dios tiene para cada persona: un proyecto de amor único, exclusivo e irrepetible.
En otro sentido, D. José Ignacio también ha destacado el compromiso del Centro de Orientación Familiar para ayudar a las madres que han abortado ya que “la experiencia nos permite constatar que la segunda víctima del aborto es la mujer, puesto que no sólo conlleva el poner fin injustamente a una vida inocente, sino que también supone una especie de "suicidio espiritual” por parte de la propia mujer, que se acaba sintiendo profundamente herida. Por ello - ha insistido- el Centro de Orientación Familiar de la Diócesis de San Sebastián  ofrece un acompañamiento a las mujeres que se encuentran en esta situación, por medio del llamado «Proyecto Raquel», que “acompaña con una terapia de sanación a las mujeres que han quedado heridas por el drama del aborto”.

Adjuntamos enlace en donde se puede escuchar íntegra la homilía.