Los niños jugaban, reían y ... huían aterrados de él
Stojan Adasevic fue durante 26 años el abortista más prestigioso de la Belgrado comunista. Realizó al menos 48.000 abortos.
En la facultad de medicina le adoctrinaron que el feto era como un tejido más.
Fue en los años 80 cuando aparecieron
los ultrasonidos y se podía ya ver cómo el feto tenía vida propia; se podía comprobar que efectivamente
era un ser humano único e irrepetible. No obstante, esta técnica no hizo que
Adasevic cambiara de opinión. Sin embargo, el médico empezó a
tener pesadillas...
Soñaba con un hermoso campo, lleno de
niños y jóvenes que jugaban y reían, de 4 a 24 años, pero
que huían aterrados de él. Un hombre vestido con un hábito blanco
y negro lo miraba intensamente, en silencio. El sueño se repetía
cada noche y se despertaba con sudores fríos. Una noche le preguntó
al hombre de negro y blanco por su nombre. «Me llamo Tomás de
Aquino». El médico, formado en la escuela comunista, nunca había
oído hablar del santo dominico.
El hombre le preguntó: «¿Por qué no
me preguntas quiénes son estos niños? Son los que mataste con tus
abortos». Adasevic despertó, impresionado, y decidió no practicar
más abortos. Sin embargo, ese mismo día vino a su hospital un primo
con su novia, embarazada de cuatro meses, para hacerse su noveno
aborto. El doctor accedió. En vez de sacar el feto miembro a
miembro, decidió machacarlo y sacarlo como una masa. Sin embargo,
pudo ver cómo el corazón del feto seguía latiendo...
Adasevic se dio cuenta entonces de que había matado a un ser humano. Informó al hospital de que no haría más abortos. Nunca nadie en la Yugoslavia comunista un médico se había negado a practicar abortos. El estado comunista tomó represalias contra él y su familia. Después de dos años de «mobbing» estatal, estaba a punto de rendirse, pero volvió a soñar con Tomás. «Eres mi buen amigo, persevera», dijo el hombre de blanco y negro.
A partir de entonces Adasevic se comprometió con los
grupos pro-vida. Dos veces consiguió que la televisión yugoslava
emitiera la película de ultrasonidos «El grito silencioso», de
otro famoso ex-abortista, el doctor Bernard Nathanson. A principios
de los años 90, el movimiento pro-vida consiguió incluso que el
Parlamento aprobase un decreto de protección del no nacido, pero el
presidente Milosevic lo bloqueó al negarse a firmarlo.
El doctor Adasevic ha publicado su testimonio en revistas y diarios de Europa del Este. Ha vuelto al cristianismo ortodoxo...
Fuente: http://www.larazon.es/noticia/stojan-adasevic-pro-vida-despues-de-48-000-abortos