martes, 15 de enero de 2013


Los niños jugaban, reían y ... huían aterrados de él
 


Stojan Adasevic fue durante 26 años el abortista más prestigioso de la Belgrado comunista. Realizó al menos 48.000 abortos.

En la facultad de medicina le adoctrinaron que el feto era como un tejido más.
 
Fue en los años 80 cuando aparecieron los ultrasonidos y se podía ya ver cómo el feto tenía vida propia; se podía comprobar que efectivamente era un ser humano único e irrepetible. No obstante, esta técnica no hizo que Adasevic cambiara de opinión. Sin embargo, el médico empezó a tener pesadillas...

Soñaba con un hermoso campo, lleno de niños y jóvenes que jugaban y reían, de 4 a 24 años, pero que huían aterrados de él. Un hombre vestido con un hábito blanco y negro lo miraba intensamente, en silencio. El sueño se repetía cada noche y se despertaba con sudores fríos. Una noche le preguntó al hombre de negro y blanco por su nombre. «Me llamo Tomás de Aquino». El médico, formado en la escuela comunista, nunca había oído hablar del santo dominico.
 
El hombre le preguntó: «¿Por qué no me preguntas quiénes son estos niños? Son los que mataste con tus abortos». Adasevic despertó, impresionado, y decidió no practicar más abortos. Sin embargo, ese mismo día vino a su hospital un primo con su novia, embarazada de cuatro meses, para hacerse su noveno aborto. El doctor accedió. En vez de sacar el feto miembro a miembro, decidió machacarlo y sacarlo como una masa. Sin embargo, pudo ver cómo el corazón del feto seguía latiendo...

Adasevic se dio cuenta entonces de que había matado a un ser humano. Informó al hospital de que no haría más abortos. Nunca nadie en la Yugoslavia comunista un médico se había negado a practicar abortos. El estado comunista tomó represalias contra él y su familia. Después de dos años de «mobbing» estatal, estaba a punto de rendirse, pero volvió a soñar con Tomás. «Eres mi buen amigo, persevera», dijo el hombre de blanco y negro.
 
A partir de entonces Adasevic se comprometió con los grupos pro-vida. Dos veces consiguió que la televisión yugoslava emitiera la película de ultrasonidos «El grito silencioso», de otro famoso ex-abortista, el doctor Bernard Nathanson. A principios de los años 90, el movimiento pro-vida consiguió incluso que el Parlamento aprobase un decreto de protección del no nacido, pero el presidente Milosevic lo bloqueó al negarse a firmarlo.

El doctor Adasevic ha publicado su testimonio en revistas y diarios de Europa del Este. Ha vuelto al cristianismo ortodoxo...

Fuente: http://www.larazon.es/noticia/stojan-adasevic-pro-vida-despues-de-48-000-abortos