viernes, 20 de julio de 2012


"El aborto legal ha hecho en EEUU lo que el Ku-Klux-Klan no logró ni soñar alcanzar”



En el VI Congreso Mundial de Familias, celebrado en Madrid el pasado mes de mayo, Alveda C. King, sobrina de Martin Luther King e hija del último activista de derechos civiles asesinado Rev. AD King y su esposa Naomi Barber Rey, ha hecho esta declaración durante una de las sesiones plenarias.

Durante su intervención Alveda C. King ha denunciando que el aborto en EEUU ha exterminado a 14 millones de niños negros (y en consecuencia a sus generaciones futuras) desde los 60, un tercio de la población negra actual.

Asimismo ha afirmado: La cultura de la muerte se basa en las mismas mentiras que sustentaban la segregación y discriminación racial en Estados Unidos, que llevan a valorar unas vidas y despreciar otras. Entonces se sostenía la opresión y violencia racial indicando que algunos eran menos humanos que otros en función de su color de piel, y ello justificaba la violencia de los linchamientos, apaleamientos, arrojo a los perros… de los que yo mima fui testigo. Hoy son otros los mártires violentados y oprimidos, pero justificándose en la misma falsedad de que unos seres humanos son superiores a otros”.

Dado que la cultura de la muerte se sustenta en la mentida, la activista provida ha dicho: Antes y ahora la cultura de la muerte intenta que sus víctimas no sean visibles. Hasta que no se lograron proteger y difundir las primeras fotos de violencia racial en Estados Unidos y mostrar esa realidad, se negaba lo que estaba ocurriendo: el ver la realidad hizo a la gente reaccionar; ahora, vemos como los promotores del aborto se cierran en banda, por ejemplo, a que se muestren ecografías a la mujer embarazada antes de abortar. Como ocurrió con la cuestión racial, América no rechazará el aborto hasta que lo vea. La industria de la muerte lo sabe y por eso trata de ocultar la trágica e inhumana realidad del aborto, escondiendo su negocio sin escrúpulos de forma farisea con un lenguaje mentiroso y manipulador que habla de los derechos humanos y de la salud de la mujer”.

Durante la intervención, Alveda llegó a reconocer que también ella fue víctima de esta cultura falsaria que le impulsó a abortar a dos de sus hijos:llegué a creerme las mentiras que me contaron sobre que aquello que crecía en mi vientre no era un bebé sino un trozo de carne sin vida; o que el aborto vendría a paliar la violencia o el sufrimiento de los niños: pero yo nunca he visto un niño no deseado que luego deseara haber sido abortado. (...). El aborto hace daño al bebé, a la mujer, a las naciones, y mata el futuro.

La activista provida ha exhortado a todos a compartir sin fronteras la apasionante batalla en defensa de la vida, sabiéndonos vencedores, pues “la cultura de la muerte no tiene futuro. Puede poseer el dinero y medios, pero nosotros tenemos la verdad en Jesús. Es el momento de defender esa verdad del amor, que nunca falla”.

A raíz de esta intervención, Mons. Gil Hellín, arzobispo de la Archidiócesis de Burgos, y miembro del Comité de Presidencia del Pontificio Consejo para la Familia, ha elaborado una carta pastoral que reproducimos en parte a continuación:

Se resiste el teclado del ordenador a la hora de escribirlo: “14 millones de niños negros exterminados desde los sesenta”. (...)

No hay calificativos para juzgar este hecho. Porque catorce millones son más personas que las que viven en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Málaga, Valladolid y Bilbao. Si a ello añadimos que en el mundo ya se han cometido más de mil millones de abortos desde aquella infausta fecha, de los que no pocos corresponden a Europa, no será difícil convenir que estamos ante la mayor matanza de toda la historia de la humanidad, con el agravante de la pasividad de una Europa que se llama a sí misma civilizada y culta.

Por eso, quienes se rebelan contra esta situación, merecen el apoyo incondicional de quienes estamos convencidos de que el aborto es un crimen abominable. Más aún, merecen que nos sumemos a su causa y no permitamos que la mentira siga enseñoreándose de la gente sencilla, a quienes están engañando quienes se mueven por planteamientos puramente económicos, de poder y de dominio.

Es una batalla que terminará ganándose,(...).

Parte importante de la batalla de la cultura de la vida contra la cultura de la muerte es hacer visibles a las víctimas, es decir, hacer que la gente vea con los ojos –en televisión, videos, etc.- el horror del aborto. Porque los defensores de la cultura de la muerte están empeñados en que sus víctimas no sean visibles. (...).

En el Congreso Mundial de la Familia celebrado en Madrid se ha tomado la iniciativa de hacer una recogida masiva de firmas en toda la Unión Europea con el fin de formalizar una iniciativa legislativa popular contra las leyes abortistas vigentes en casi todos los países de la Unión. Tal iniciativa no merece sino elogios, apoyo y colaboración. Pero habría que completarla con la “cultura de hacer visible el aborto” a través de todos los medios legítimos. Lo agradecerán las próximas generaciones, como agradece la nuestra que se aboliera la discriminación racial en los Estados Unidos. Y estaremos apuntalando la existencia misma de Europa. Porque, o cambia la política natalista de la Unión, o Europa perderá el peso e influencia que ha tenido en el mundo. Más aún, si no cambia esa política terminará siendo inviable el estado del bienestar, porque no habrá gente que lo genere y sostenga.

Para ver la carta pastoral íntegra, pinchad el siguiente enlace: http://www.agenciasic.es/2012/06/01/el-aborto-y-el-ku-klus-kan/