"El aborto legal ha hecho en EEUU lo que el Ku-Klux-Klan no logró ni soñar alcanzar”
En el VI Congreso Mundial de
Familias, celebrado en Madrid el pasado mes de mayo, Alveda C.
King, sobrina de Martin
Luther King e hija
del
último activista de derechos civiles asesinado Rev. AD King y su
esposa Naomi Barber Rey,
ha hecho esta declaración durante una de las sesiones
plenarias.
Durante su intervención Alveda C. King
ha denunciando que el aborto en EEUU ha exterminado a 14 millones
de niños negros (y en consecuencia a sus generaciones futuras)
desde los 60, un tercio de la población negra
actual.
Asimismo ha afirmado: “La cultura de la muerte
se basa en las mismas mentiras que sustentaban la segregación y
discriminación racial en Estados Unidos, que llevan a valorar unas
vidas y despreciar otras. Entonces se sostenía
la opresión y violencia racial indicando que algunos eran
menos humanos que otros en función de su color de piel, y
ello justificaba la violencia de los linchamientos, apaleamientos,
arrojo a los perros… de los que yo mima fui testigo. Hoy
son otros los mártires violentados y oprimidos, pero
justificándose en la misma falsedad de
que unos seres humanos son superiores a otros”.
Dado que la cultura de la muerte se sustenta en la mentida, la
activista provida ha dicho: “Antes y ahora la
cultura de la muerte intenta que sus víctimas no sean visibles.
Hasta que no se lograron proteger y difundir las primeras fotos de
violencia racial en Estados Unidos y mostrar esa realidad, se negaba
lo que estaba ocurriendo: el ver la realidad hizo a la gente
reaccionar; ahora, vemos como los promotores del aborto se cierran en
banda, por ejemplo, a que se muestren ecografías a la mujer
embarazada antes de abortar. Como ocurrió con
la cuestión racial, América no rechazará el
aborto hasta que lo vea. La industria de la muerte lo sabe y por eso
trata de ocultar la trágica e inhumana realidad del aborto,
escondiendo su negocio sin escrúpulos de forma farisea con un
lenguaje mentiroso y manipulador que habla de los derechos humanos y
de la salud de la mujer”.
Durante la intervención, Alveda llegó a reconocer que también
ella fue víctima de esta cultura falsaria que
le impulsó a abortar a dos de sus hijos: “llegué
a creerme las mentiras que me contaron sobre que aquello que crecía
en mi vientre no era un bebé sino un trozo de carne sin vida; o que
el aborto vendría a paliar la violencia o el sufrimiento de los
niños: pero yo nunca he visto un niño no
deseado que luego deseara haber sido abortado. (...). El
aborto hace daño al bebé, a la mujer, a las naciones, y mata el
futuro”.
La activista provida ha exhortado a todos a compartir sin
fronteras la apasionante batalla en defensa de la vida, sabiéndonos
vencedores, pues “la cultura de la muerte no tiene futuro.
Puede poseer el dinero y medios, pero nosotros tenemos la verdad en
Jesús. Es el momento de defender esa verdad del amor, que nunca
falla”.
A raíz de esta intervención, Mons. Gil Hellín,
arzobispo de la
Archidiócesis de Burgos, y miembro del Comité de Presidencia del
Pontificio Consejo para la Familia, ha elaborado una carta pastoral
que reproducimos en parte a continuación:
“Se
resiste el teclado del ordenador a la hora de escribirlo: “14
millones de niños negros exterminados desde los sesenta”.
(...)
No
hay calificativos para juzgar este hecho. Porque
catorce millones son más personas que las que
viven en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Málaga, Valladolid y
Bilbao.
Si a ello añadimos que en el mundo ya se
han cometido más de mil millones de abortos desde aquella infausta
fecha, de los
que no pocos corresponden a Europa, no será difícil convenir que
estamos ante la mayor matanza de toda la historia de
la humanidad, con el agravante de la pasividad de una Europa que se
llama a sí misma civilizada y culta.
Por eso, quienes
se rebelan contra esta situación, merecen el apoyo incondicional de
quienes estamos convencidos de que el aborto es un crimen abominable.
Más aún, merecen que nos sumemos a su causa y
no permitamos que la mentira siga enseñoreándose de la gente
sencilla, a quienes están engañando quienes
se mueven por planteamientos puramente económicos, de poder y de
dominio.
Es
una batalla que terminará ganándose,(...).
Parte importante
de la batalla de la cultura de la vida contra
la cultura de la muerte es hacer visibles a las
víctimas, es decir, hacer que
la gente vea con los ojos –en televisión,
videos, etc.- el horror del aborto.
Porque los defensores de la cultura de la muerte
están empeñados en que sus víctimas no sean visibles.
(...).
En el Congreso
Mundial de la Familia celebrado en Madrid se ha tomado la iniciativa
de hacer una recogida masiva de firmas
en toda la Unión Europea con el
fin de formalizar una iniciativa legislativa popular contra las leyes
abortistas vigentes en casi todos los países de la Unión.
Tal iniciativa no merece sino elogios, apoyo
y colaboración. Pero habría
que completarla con la “cultura de hacer visible el aborto” a
través de todos los medios legítimos.
Lo agradecerán las próximas generaciones, como agradece la nuestra
que se aboliera la discriminación racial en los Estados Unidos. Y
estaremos apuntalando la existencia misma de Europa.
Porque, o cambia la política natalista de la Unión, o Europa
perderá el peso e influencia que ha tenido en el mundo. Más aún,
si no cambia esa política terminará siendo inviable el estado del
bienestar, porque no habrá gente que lo genere y sostenga.
Para ver la carta pastoral íntegra,
pinchad el siguiente enlace: http://www.agenciasic.es/2012/06/01/el-aborto-y-el-ku-klus-kan/